El Instituto Ramazzini (RI, por sus siglas en inglés) es una cooperativa independiente sin ánimo de lucro con más de 27 000 miembros, dedicada a la promoción de la investigación científica para la prevención del cáncer. La labor del RI se centra principalmente en la identificación y cuantificación de los riesgos cancerígenos a través de experimentos, así como la evaluación de la eficacia y seguridad de las terapias farmacológicas y los principios activos que pueden utilizarse para prevenir la formación y el desarrollo del cáncer. El RI gestiona el Centro de Investigación del Cáncer Cesare Maltoni (CMCRC, por sus siglas en inglés) en la provincia de Bolonia, Italia, donde se desarrolla uno de los programas de bioensayos de carcinogenicidad más grandes y antiguos del mundo.
El CMCRC fue renombrado en 2005 en honor de su fundador, el difunto profesor Cesare Maltoni (1930-2001). Desde 1970, el Centro lleva a cabo investigaciones en sus 10 000 m2 de laboratorios, situados en un marco incomparable: el Castillo de Bentivoglio. El CMCRC ha realizado estudios sobre más de 200 compuestos presentes en el entorno industrial y el medio ambiente en general. Entre las sustancias cuya carcinogenicidad se ha demostrado se incluyen: cloruro de vinilo, benceno, formaldehído, tricloroetileno, combustibles y sus componentes y aditivos, pesticidas y edulcorantes artificiales. Los resultados de los estudios del CMCRC han proporcionado la base científica para reducir los niveles de exposición a diversos agentes presentes en los lugares de trabajo y en el medio ambiente en general.
La metodología Ramazzini se caracteriza por un diseño sistemático e integrado de los proyectos, coherencia a lo largo del tiempo y un enfoque centrado en la salud pública. Los agentes objeto de estudio se seleccionan en función de su posible difusión y de la adecuación de los datos experimentales y epidemiológicos existentes.
El diseño del estudio Ramazzini refleja fielmente la realidad de los seres humanos, que pueden exponerse a agentes en cualquier etapa de su vida y durante períodos de tiempo más o menos largos. Una característica distintiva de la mayoría de los estudios de carcinogenicidad de Ramazzini es que los roedores se someten a pruebas desde la etapa prenatal y se mantienen en observación hasta su muerte natural, o por lo menos hasta las 130 semanas de edad. Este protocolo que abarca el ciclo de vida completo contrasta con la mayoría de los laboratorios, donde los roedores se tratan a partir de la edad adulta y se sacrifican a las 110 semanas de edad (lo que representa alrededor de 2/3 de la vida total y equivale a 60-65 años humanos). Esta práctica significa que los investigadores pasan por alto una proporción significativa de los cánceres provocados por la exposición temprana durante el embarazo que podrían aparecer en la vejez.